La invocación de Amalec en Israel: de la retórica religiosa extremista a un proyecto totalitario que culmina en el genocidio en Gaza

Este informe de AURDIP examina un aspecto fundamental de la anatomía del genocidio en curso en Gaza. Destaca la evolución de la invocación de Amalec en el discurso público israelí, que ha pasado de la retórica religiosa extremistas al adoctrinamiento ideológico dentro de la esfera social y política. Después de un largo proceso iniciado después de la Guerra de los Seis Días en 1967, esta invocación se ha transformado en un programa político que favorece una política de colonización y de apartheid cada vez más violenta y agresiva, que condujo al actual genocidio, cuyo nombre en clave pasó a ser Amalec.

Informe de la Asociación de Académicos por el Respeto del Derecho Internacional en Palestina (AURDIP)

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Este artículo se centra en un aspecto fundamental de la anatomía del genocidio en curso en Gaza, a saber, la invocación de Amalec. Los genocidios no se decretan fácilmente; requieren una base ideológica y un conjunto de referencias culturales o religiosas que puedan hacerlos aceptables para una parte importante de la sociedad. En este artículo, mostramos que la invocación de Amalec en el discurso público israelí ha pasado en las últimas décadas de una retórica religiosa extremista a un adoctrinamiento ideológico en el ámbito social y político. Al final de un largo proceso iniciado en 1967 tras la guerra de los Seis Días, ahora se ha convertido en una agenda política que conduce al desarrollo de una política cada vez más violenta y agresiva de colonización y apartheid, que culminó en el genocidio en curso. Esta invocación genocida de Amalec no se limita a los elementos más extremos de la sociedad israelí, como el primer ministro, sino que se extiende incluso a los círculos académicos. Por ejemplo, Ariel Porat, profesor de derecho y presidente de la Universidad de Tel Aviv, también ha retomado esta retórica. Los soldados israelíes, entrenados y adoctrinados en esta ideología, comprendieron de inmediato el llamado de su primer ministro, convirtiendo a Amalec en el nombre en clave del genocidio en curso. No sorprende, por tanto, que el equipo jurídico sudafricano dé importancia a esta cuestión en sus alegatos ante la Corte Internacional de Justicia. Para ellos, esta invocación de Amalec es un elemento clave para establecer la intención genocida israelí en los procedimientos iniciados por Sudáfrica contra Israel en relación con la aplicación de la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio en la Franja de Gaza.

Durante su alegato del 11 de enero de 2024 ante la Corte Internacional de Justicia para establecer la intención genocida de Israel hacia el pueblo palestino, el abogado sudafricano Tembeka Ngcukaitobi recordó el discurso del primer ministro Benjamin Netanyahu del 28 de octubre de 2023 a las fuerzas armadas israelíes, instándoles a « recordar lo que Amalec les hizo [a ellos] ». Como bien señala el Sr. Ngcukaitobi, esta referencia bíblica a Amalec – el enemigo mítico y arquetípico de Israel – no es casual ni accidental en boca del primer ministro. La repitió unos días después en una carta dirigida a las mismas fuerzas armadas el 3 de noviembre de 2023, añadiendo este comentario: « Esta es la guerra entre los hijos de la luz y los hijos de las tinieblas. No renunciaremos a nuestra misión hasta que la Luz haya vencido a la Oscuridad: el bien vencerá al mal extremo que nos amenaza a nosotros y al mundo entero ». Como ya ha señalado AURDIP, el presidente de la Universidad de Tel Aviv se hizo eco de esta retórica en un discurso pronunciado el 7 de noviembre de 2023 en la universidad:

« En esta guerra mueren nuestros soldados. Pero el Estado de Israel juró borrar la memoria de Hamás. « Recordad lo que os hizo Amalec en vuestro viaje, cuando salisteis de Egipto » – esto es lo que aprendemos del libro de Devarim [Deuteronomio]. Y luego está el mandato divino al pueblo de Israel: « Borraréis la memoria de Amalec de debajo del Cielo. No olvidéis ». Esto es lo que debería hacerse con Hamás, y estoy convencido de que esto es lo que hará el Estado de Israel. La comparación entre Hamás y Amalec halaga a Hamás. Amalec no cometió acciones horribles como los asesinos de Hamás ». Ariel Porat, presidente de la Universidad de Tel Aviv.

También en este caso, Ariel Porat se limitó a ampliar lo que había escrito el 14 de octubre de 2023 en una carta dirigida a los estudiantes y a todos los miembros de la universidad en la que ya había mencionado a Amalec, sin asociarlo con Hamás. De hecho, esa referencia a Amalec fue movilizada por algunos políticos israelíes ya en los primeros días posteriores al atentado terrorista del 7 de octubre. El 16 de octubre, el diputado Boaz Bismuth escribió en las redes sociales: « No debemos olvidar que incluso los « ciudadanos inocentes », los crueles y monstruosos habitantes de Gaza, participaron activamente en el pogromo dentro de los asentamientos de Israel, en el asesinato sistemático de judíos y el derramamiento de su sangre, en el secuestro de niños, ancianos y madres, ¡y en abusar de los bebés y quemarlos vivos! Está prohibido mostrar piedad con gente cruel, no hay lugar para ningún gesto humanitario: ¡la semilla de Amalec debe ser aniquilada! ». Por lo tanto, la referencia a Amalec estaba explícitamente asociada a la orden de vengarse de toda la población de Gaza desde el principio. Las declaraciones del ministro de Seguridad Nacional, Itamar ben Gvir, el 10 de noviembre no dejan lugar a dudas a este respecto: « Para que quede claro, cuando decimos que hay que destruir a Hamás, también nos referimos a los que celebran, a los que apoyan y a los que reparten caramelos: ¡todos ellos son terroristas y también deben ser destruidos! ».

Durante noviembre de 2023, esta asimilación entre Amalec y los palestinos se extendió masivamente por la sociedad israelí, sobre todo a través de varias canciones propagandísticas. El ejemplo más llamativo es sin duda « Harbu Darbu », una canción de hip-hop escrita por el dúo Ness & Stilla que fue un éxito fulgurante, convirtiéndose en la canción más escuchada en Israel nada más ser lanzada. Al referirse explícitamente a Amalec, también llamaba al asesinato de partidarios del pueblo palestino como Bella Hadid, entre otros. El 7 de diciembre, soldados del ejército israelí fueron filmados cantando y bailando, afirmando que habían llegado a Gaza para « acabar con la semilla de Amalec » y que « no hay inocentes ». Diversas publicaciones de soldados israelíes en las redes sociales transmiten el mismo mensaje, alentado y apoyado por parte de la prensa israelí.

Al igual que Tembeka Ngcukaitobi, Norman Finkelstein vio ya el 15 de diciembre de 2023 una clara intención genocida tras la retórica utilizada por el primer ministro israelí. Lo dejó claro durante un debate televisivo en directo en el que se opuso a Alan Dershowitz:

« Y luego está el Sr. Netanyahu, el primer ministro. No en una ocasión, no de manera improvisada, sino dos veces en discursos nacionales a la nación, muy seriamente, el Sr. Netanyahu dijo: « Recuerden lo que Amalec les hizo. Esta es una guerra entre los hijos de la luz y los hijos de las tinieblas ». Ahora bien, como el profesor Dershowitz seguramente sabe, porque asistió a la Escuela Hebrea – yo crecí a pocas manzanas de él –, seguramente sabe que, en medio de una guerra, en un país que recibió una educación bíblica, cuando dices que tu enemigo es Amalec, estás llamando a la destrucción, a la matanza, de todo hombre, mujer y niño. Así que, con el debido respeto al Sr. Dershowitz, esta cuestión del escudo humano está totalmente fuera de tema, porque ni siquiera entra en juego en esta situación.

La orden dada desde el principio de  privar de alimentos, de agua, de electricidad y combustible a toda la población civil, la orden desde el principio de convertir Gaza en un lugar que no es capaz de sostener la vida humana, la orden desde el principio de transformar Gaza en un lugar incapaz se sostener la vida humana, la orden dada desde el principio en esta batalla entre los hijos de la luz y los hijos de las tinieblas – repito, no creo que haga falta ser un gran clérigo, para darse cuenta de que desde el primer día, Israel ha estado librando una guerra genocida en la Franja de Gaza ».

Sin embargo, es tal imputación de intención genocida lo que la oficina del primer ministro niega oficialmente, en respuesta al alegato de Sudáfrica del 11 de enero de 2024 ante la Corte Internacional de Justicia. Según el comunicado de la oficina de Benjamin Netanyahu, se trataría, en efecto, de un « absurdo » que demuestra una « profunda ignorancia histórica », en la medida en que la referencia a Amalec sólo pretendía describir el ataque del 7 de octubre perpetrado por Hamás, y no llamar al genocidio contra los palestinos en Gaza.

La prueba sería que la referencia bíblica utilizada por el primer ministro se menciona en una exposición permanente en el Museo Conmemorativo del Holocausto Yad Vashem, así como en el Memorial de La Haya a los judíos holandeses asesinados durante el Holocausto. Sin embargo, « obviamente, ninguna de las dos referencias es una incitación al genocidio del pueblo alemán », dice la Oficina; « así también la referencia del primer ministro Netanyahu a Amalek no fue una incitación al genocidio de los palestinos, sino una descripción de las acciones absolutamente malvadas perpetradas por los terroristas genocidas de Hamás, el 7 de octubre, y de la necesidad de hacerles frente ».

La acusación de « profunda ignorancia histórica » formulada contra el alegato presentado ante el Tribunal Internacional de Justicia de La Haya es, sin embargo, una falsificación histórica deliberada por parte del gobierno israelí. Al reducir el uso de esta retórica a una mera función memorial, pretende ocultar el significado preciso y nuevo que tal referencia a Amalec ha adquirido en una proporción cada vez mayor de la sociedad israelí, en particular desde la guerra de los Seis Días. Norman Finkelstein se refería a este uso contemporáneo y a su evidente connotación en su debate con Alan Dershowitz, y su reacción no es ni mucho menos un caso aislado. Ya el 3 de noviembre, Joshua Shanes –especialista en estudios hebreos del College of Charleston – expresó públicamente su preocupación y dijo que era « increíblemente peligroso e irresponsable y deliberado » que Netanyahu invocara a Amalec, en el contexto de la invasión de la Franja de Gaza,  dadas las implicaciones evidentes de tales referencias, en particular para la extrema derecha; además,  añadió, que llamar Amalec al enemigo se lo pondrá más difícil a quienes intenten defender la postura de que Israel no está « implicado en un crimen contra la humanidad o en un genocidio ». También subraya lo engañosa que es la línea de defensa adoptada por quienes pretenden equiparar a Amalec sólo con Hamás y no con el pueblo palestino, en la medida en que Amalec se describe sin ambigüedad como una nación entera: « Si alguien afirma: ‘Sólo me refiero a los miembros malos de los palestinos, me refiero a Hamás…’, ese no es el efecto que tiene en el cuerpo político. El efecto que produce es el siguiente: Tenemos que acabar con esa gente ». De hecho, como señala Gili Kugler en una contribución al Journal of Genocide Research en 2021, « el referente de Amalec se sigue oyendo en el discurso de los extremistas de derecha como nombre en clave de los palestinos »[1]. El uso de esta retórica « en clave » está vinculado a una interpretación propiamente genocida del mandato bíblico enraizado en una tradición mesiánica que, tras haber estado confinada durante mucho tiempo a los círculos más extremistas, se ha extendido ahora a una gran parte de la sociedad israelí.

Ciertamente, no es nuestra intención aventurarnos aquí en el campo de la exégesis teológica o de la hermenéutica. Sin embargo, sí parecen necesarios algunos recordatorios básicos para comprender el alcance de la falsificación histórica que constituye la defensa oficial de la oficina del primer ministro. Es bien sabido que Amalec se menciona principalmente en dos corpus bíblicos, el Deuteronomio y el Libro de Samuel. En el Deuteronomio se puede leer lo siguiente:

“Recordad lo que os hicieron los Amalequitas por el camino cuando salisteis de Egipto, cuando estabais cansados y agotados, os salieron al encuentro en el camino y atacaron a todos los que iban rezagados, y porque no tenían temor de Dios. Cuando el Señor, tu Dios, te libre de todos los enemigos que te rodean en la tierra que te da en herencia, para que tomes posesión de ella, borrarás el nombre de Amalec de debajo del cielo: no lo olvides.” (Dt 25,17-19).

En el Libro de Samuel, la orden de recordar el ataque de Amalec se complementa con una llamada explícita a la venganza militar dirigida a Saúl:

“He decidido castigar a Amalec por lo que hizo a Israel cuando lo asaltó cuando subía de Egipto. Ahora ve, ataca a Amalec y destruye totalmente todo lo que le pertenece, que no tengas piedad de el: matarás a hombres y mujeres, niños y bebés, vacas y ovejas, camellos y asnos ». (1 Samuel 15.2-3)

Ahora, Saúl incurre en la ira divina por no haber obedecido su orden perdonando a Agag, el rey Amalequita, “así como a lo mejor de las ovejas y de las vacas, los animales de segunda cría y los carneros jóvenes, todo lo que era bueno” (1 Samuel 15 ,7-9). El mandato divino es por consiguiente el de una guerra de exterminio:

“El Señor te envió diciendo: va y destruye a estos pecadores de los amalequitas; harás guerra contra ellos hasta su exterminación” (1 Samuel 15:18-19). 

Cuando el primer ministro israelí se dirige oficialmente a las fuerzas militares con una referencia a Amalec, alude, por supuesto, a la dimensión genocida que transmiten tanto el Deuteronomio como el Libro de Samuel, apoyándose en una interpretación literal e ideológica de esta llamada a la venganza divina.

A lo largo de los últimos siglos se ha realizado un enorme esfuerzo exegético [2] para ir vaciando el significado de Amalec y de la « mitzvá del genocidio » de cualquier contenido histórico o significado práctico, y otorgarle un sentido puramente escatológico, mitológico o psicológico, entre otros. El correlato litúrgico de esta empresa hermenéutica milenaria se cristaliza en el ritual simbólico del « Shabat Zakhor », que tiene lugar cada año en la fiesta de Purim. Según otra tradición, todavía en uso hoy en día en ciertos círculos ultraortodoxos, los escribas, como parte de un ejercicio habitual de calentamiento de manos, también escribían la palabra « Amalec » y luego la borraban inmediatamente, normalmente trazando líneas sobre ella o rascando el papel con un rascador [3]. En términos más generales, Martin Jaffee subraya « que el giro crucial en la tradición rabínica con respecto a Amalec es la negación absoluta de la posibilidad de identificar con certeza cualquier nación existente como la ‘semilla de Amalec' »[4].  Sin embargo, después de la creación del Estado de Israel, y en particular desde 1967, esta larga y rica tradición hermenéutica ha sido cuestionada en ciertos círculos sionistas extremistas y mesiánicos como el kahanismo.

Desde la guerra de los Seis Días, el mandato de recordar a Amalec ha sido utilizado, en el contexto de la política de Eretz Israel, como un mandato para erradicar al pueblo palestino por algunos movimientos extremistas en la estela de Meir Kahane. La ideología desarrollada por el fundador de la Liga de Defensa Judía ha sido analizada como un resurgimiento contemporáneo de la teología de la venganza. Según el análisis propuesto por Adam y Gedaliah Afterman, que aquí seguimos, se basa en los tres pilares fundamentales siguientes [5]:

  • 1° Según Meir Kahane, el pueblo de Israel constituye un ser colectivo enraizado ontológicamente en la divinidad que, desde su origen, se ha enfrentado a un enemigo mítico, designado con el nombre de Amalec, manifestándose en diversas encarnaciones a lo largo de la historia.
  • 2° Siempre según él, este enraizamiento ontológico del pueblo en la divinidad convertiría al pueblo en el espejo de la divinidad: a partir de entonces, cualquier ataque contra el pueblo de Israel constituiría en realidad un ataque contra la divinidad, de modo que su defensa y venganza contra sus enemigos sería un deber religioso.
  • 3° Por último, según Kahane, la creación del Estado de Israel en 1948 proporcionó el instrumento para desplegar este proceso de venganza redentora.

Citemos la conclusión extraída por los dos autores: « Basándose en estos tres pilares, Kahane sostiene que llevar a cabo la venganza contra el enemigo metafísico « Amalec » (gentiles hostiles) es fundamental para salvar a Dios y a su pueblo, ambos casi desaparecidos como consecuencia del Holocausto. En opinión de Kahane, el establecimiento del Estado judío, con su poder institucionalizado y su potencia militar, debe ponerse al servicio de la venganza que conduce a la redención. Kahane llega a justificar actos de venganza incluso contra personas inocentes argumentando que pertenecen al enemigo mítico que debe ser erradicado como condición para la redención de Israel y su Dios. (…) Esta teología de la venganza se basa en parte en la noción relativamente extendida de la diferencia ontológica entre las almas de los gentiles y las de los judíos » [6].

Sin embargo, sería un error histórico reducir este « retorno de Amalec » a la ideología extremista y racista de los seguidores de Meir Kahane, prohibida en Israel desde 1985 y considerada oficialmente terrorista desde la masacre de Hebrón de 1994. Podemos ver, en efecto, que la identificación entre Amalec y el pueblo palestino se extendió gradualmente en diferentes círculos más allá del propio kahanismo en los años posteriores a la guerra de los Seis Días. Ya en 1969, por ejemplo, fue mencionado en las columnas del periódico Mahanaim por un tal Shraga Gafni, que escribió:

« En cuanto a los árabes – el elemento que ahora reside en la tierra es ajeno en su esencia a la tierra y a su promesa – su sentencia debe ser la de todos los elementos extranjeros anteriores. Nuestras guerras con ellos han sido inevitables, igual que en los días de la conquista de nuestras posesiones en la antigüedad, nuestras guerras con la gente que gobernaba nuestra tierra para su propio beneficio eran inevitables (…) En el caso de los enemigos, que, en la naturaleza de su ser, sólo tienen un único objetivo, destruirte, no hay más remedio que destruirlos. Esto es « el juicio de Amalec ».

Todavía se encuentra en 1974 en un libro del rabino de Ramat Gan, Moshe Ben-Tzion Ishbezari [7]. Lo que algunos especialistas han descrito y denunciado como un « retorno de Amalec » es en realidad sintomático de la creciente difusión en la sociedad israelí de una ideología mesiánica analizada en 1984 por Uriel Tal, contra la que advirtió este eminente historiador israelí que estudió a fondo el Tercer Reich.  Saul Friedländer subrayó el hecho de que « a partir de la década de 1970, Uriel Tal se encontró cada vez más escribiendo y hablando sobre lo que consideraba una convergencia catastrófica de la religión y la política nacionalista dentro de ciertas facciones del Israel de la época. Fue uno de los primeros intelectuales israelíes en llamar la atención sobre el vínculo fundamental entre el mesianismo político surgido tras la guerra de los Seis Días y ciertas tendencias del pensamiento religioso judío » [8].  Uriel Tal presentó las conclusiones de sus investigaciones en la lección inaugural de un seminario celebrado en Tel Aviv el 11 de marzo de 1984 organizado por el « Centro Internacional para la Paz en Oriente Próximo ». Basándose en declaraciones explícitas publicadas por partidarios de Gush Emunim o en órganos de prensa colonialistas como Nekuda, se propuso descifrar la aplicación de un programa ideológico cuyos partidarios describió de la siguiente manera:

« No estamos tratando con una banda de profetas locos, ni con una minoría extrema al margen de la sociedad, sino con una escuela dogmática de pensamiento y doctrina metódica, que conduce inevitablemente a una política que no puede tolerar el concepto de derechos humanos y civiles (…). A la luz del análisis de sus fundamentos ideológicos, nos encontramos ante una estructura que nos resulta familiar del mesianismo político del siglo XX.  Por el momento no hay lugar para la comparación de contenidos, pero en lo que respecta a la estructura de la concepción -a diferencia de su contenido- es imposible no notar una analogía con los movimientos totalitarios de este siglo ». [9]

Ahora bien, en cuanto al contenido de esta ideología mesiánica totalitaria, Tal distinguía tres posiciones en relación con los palestinos, concebidas por sus partidarios como « algo así como tres grados posibles de una solución: la restricción de los derechos; la negación de los derechos; y en el caso más extremo, el llamamiento al genocidio basado en la Torá » [10]. Estos tres grados corresponden, según el análisis crítico de Tal, a la aplicación gradual de un programa ideológico que, según sus partidarios, no debe hacerse explícito inmediatamente, sino que debe difundirse gradualmente para que se vaya aceptando en círculos cada vez más amplios de la sociedad. Así, por lo que respecta al segundo grado –la negación de derechos –, Tal señala que, en la mente de estos ideólogos, « como la cuestión escandalizaría al público en este momento, habría que intentar abstenerse, como medida temporal, de hablar explícitamente de la expulsión de los árabes; sin embargo, la actitud de principio es que no hay lugar para los árabes en la tierra ». En cuanto al tercer grado, « se basa en el mandamiento positivo de la Torá de la erradicación de cualquier rastro de Amalec, es decir, el genocidio real » [11].  De hecho, es esta tercera etapa la que se ha preparado desde la Guerra de los Seis Días al identificar a los palestinos con Amalec. Sus consecuencias prácticas fueron explicitadas en 1980 por el rabino Israel Hess en un artículo publicado en Bat-Kol, el periódico estudiantil de la Universidad de Bar-Ilan, titulado « El genocidio: un mandamiento de la Torá » (26 de febrero de 1980). Este artículo tuvo escasa respuesta crítica hasta que Uriel Tal llamó la atención del mundo intelectual sobre su existencia y sus implicaciones [12]; actualmente es imposible encontrar una copia de este artículo [13]. Dado que actualmente nos es imposible acceder a este texto fundamental, nos contentaremos con citar la presentación proporcionada por el propio Uriel Tal:

« La tercera posición relativa a la cuestión de los derechos humanos de los no judíos se basa en el mandamiento positivo de la Torá de erradicar todo rastro de Amalec, es decir, un verdadero genocidio. Esta solución fue sugerida por el rabino Israel Hess en su artículo « El mandamiento del genocidio en la Torá » (Bat Kol, la revista estudiantil de la Universidad Bar Ilan, 26 de febrero de 1980), y aparte de varios colegas como Uriel Simon y otros miembros de Oz ve-Shalom (el grupo religioso a favor de la paz), no conocemos ninguna reacción disidente por parte de los maestros rabínicos de esta tendencia. Su silencio es especialmente significativo en este caso, ya que se trata de una comunidad para la que, debido a su estructura política, su liderazgo no es sólo el que guía, sino también el que concede la absolución, porque según su perspectiva, la función del Gran Rabinato y de los jefes de las yeshivot es reaccionar ante la realidad y demostrar al hombre el error de sus caminos (los rabinos de las yeshivot son llamados así mashgichim, – « supervisores »). El rabino Hess proclama que « llegará el día en que todos seremos llamados a cumplir el mandamiento de esta guerra religiosamente ordenada, de aniquilar a Amalec », el mandamiento del genocidio. La manera de llevarlo a cabo se describe en I Samuel 15:3: « Id ahora, atacad a Amalec, y tratad con él y con todo lo que le pertenece, que no reciba misericordia. Matad a hombres y mujeres, niños y bebés, bueyes y ovejas, camellos y asnos » ».

Este deber de llevar a cabo la aniquilación de Amalec se basa, según el rabino Hess, en dos argumentos: uno relativo a la pureza racial y otro relativo a la guerra. La justificación racial es la siguiente: según Génesis 36:12, Amalec es hijo de Timna, que era concubina de Elifaz. Sin embargo, según I Crónicas 1:36, la misma Timna era hija de Elifaz y, por tanto, hermana de Amalec. El rabino Hess concluye así que Elifaz cohabitó con su mujer (que a su vez era la mujer de otro), engendró de ella a su hija Timna, tomó a su hija como concubina, cohabitó con ella, y así nació Amalec. Por lo tanto, nos dice el rabino, es sangre impura la que corre por las venas de Amalec y por las venas de los descendientes de Amalec para siempre. Y en cuanto a la segunda justificación, Amalec es el enemigo que luchó contra Israel de forma particularmente cruel, dice Hess, personificando la maldad sin límites, porque cuando los Hijos de Israel iban por su camino, exhaustos, Amalec los atacó y los mató, a hombres, mujeres y niños. Según esta concepción, en la oposición entre Israel y Amalec aparece la oposición entre la luz y las tinieblas, entre la pureza y la contaminación, entre el pueblo de Dios y las fuerzas del mal, y esta oposición sigue existiendo con respecto a los descendientes de Amalec para siempre. ¿Y quiénes son sus descendientes para siempre? Son las naciones árabes » [14].

Las palabras finales del análisis de Uriel Tal eran una dura advertencia contra la catastrófica propagación de semejante ideología en Israel:

« El peligro de esta perspectiva totalizadora reside en que conduce a una concepción totalitaria de la realidad política, porque no deja tiempo ni lugar para los derechos humanos y civiles de los no judíos » [15].

Esta fría descripción basta para mostrar la naturaleza del trasfondo ideológico e histórico de la retórica utilizada por el gobierno israelí desde el 7 de octubre. Uriel Tal señaló que estos ideólogos mesiánicos « no citan un versículo u otro simplemente para justificar la ideología, sino que, por el contrario, la propia realidad política está moldeada por el logos »[16]. En efecto, la experiencia histórica nos ha enseñado, también en el siglo XX, cuán grande es la fuerza del logos, de la ideología, no sólo como justificación de intereses políticos, sino como factor activo que motiva el surgimiento de intereses políticos, militares y económicos. » [17] En una carta a Isaiah Berlin fechada el 26 de junio de 1981, explicaba su pensamiento de la siguiente manera:

« La libertad es autogobierno, dijo usted […] tanto es así que incluso una vez que se ha descubierto lo desconocido, la elección entre su uso, abuso o renuncia sigue recayendo sobre los hombros del verdadero buscador de la libertad. Es esta elección la que, de hecho, se abandonó en el Tercer Reich y -me estremezco al pensarlo- en el Israel actual ».

 Aquí nos limitaremos a recordar que el texto de la conferencia inaugural de Uriel Tal fue publicado póstumamente tras la repentina muerte del historiador el 6 de junio de 1984.

Hemos tenido acceso a otro extracto del artículo del rabino Israel Hess, citado por Amnon Rubinstein y reproducido por Nur Masalha en los siguientes términos [18]:

« Contra esta guerra santa, Dios declara una contra yihad (…) para subrayar que éste es el trasfondo de la aniquilación y que es sobre esto sobre lo que se libra la guerra y que no se trata de un conflicto entre dos pueblos… Dios no se contenta con que aniquilemos a Amalec – « borremos la memoria de Amalec »– también se alista personalmente en esta guerra (…) porque, como se ha dicho, tiene un interés personal en este asunto, éste es el objetivo principal. »

A raíz del artículo de Hess, la identificación de los palestinos con los « Amalequitas de hoy » se convirtió en algo habitual en las publicaciones del movimiento mesianista y colonialista Gush Emunim, e incluso se encuentra en las filas del ejército israelí [19]. También es esta identificación la que motiva a Baruch Goldstein, el autor de la masacre de Hebrón en 1994. Siguió extendiéndose en los años siguientes entre los colonos, como demuestra un reportaje de Jeffrey Goldberg en la revista New Yorker de mayo de 2004, en el que recogía estas declaraciones:

« Moshe Feiglin, el activista del Likud, me dijo: « Los árabes tienen un comportamiento típico de Amalequitas. No puedo probarlo genéticamente, pero es el comportamiento de Amalec ». Cuando le pregunté a Benzi Lieberman, presidente del consejo de asentamientos – el grupo que agrupa a todos los asentamientos de Cisjordania y Gaza – si creía que los Amalequitas existían en la actualidad, me dijo: « ¡Los palestinos son Amalec! ». Lieberman prosiguió: « Los destruiremos. No los mataremos a todos. Pero destruiremos su capacidad de pensar como nación. Destruiremos el nacionalismo palestino ».

Hace unos veinte años, la exministra Shulamit Aloni denunció en varias ocasiones esta ideología mesiánica extremista propagada no sólo entre los colonos (« No es casualidad que en los asentamientos se llame « Amalec » a los palestinos, y la intención es obvia para todos »), sino también en la educación escolar: « Muchos de nuestros hijos están siendo adoctrinados, en escuelas religiosas, en que los árabes son Amalec, y la Biblia nos enseña que Amalec debe ser destruido » [20].

Cuarenta años después de la advertencia de Uriel Tal, esta lógica totalitaria, cuya invocación retórica de Amalec se ha convertido hoy en día en el nombre, se ha infiltrado en toda la sociedad israelí, afectando a soldados, académicos y políticos por igual, culminando en el genocidio en curso en Gaza. A pesar de todas las advertencias que ha ignorado sistemáticamente, la comunidad internacional ha perseverado hasta ahora en su apoyo ciego a un régimen monstruoso de colonización y apartheid, a costa de profundas contradicciones con los valores universales de los derechos humanos que dice defender. A pesar de las innumerables pruebas irrefutables que documentan las atrocidades incalificables cometidas por este régimen y su ejército, esta ceguera persistió mucho después de que hubiera comenzado el genocidio. Hoy, sin embargo, el muro de la impunidad empieza por fin a resquebrajarse, gracias a la valentía de Sudáfrica y otros países del Sur que han llevado su caso ante la Corte Internacional de Justicia en nombre del respeto del derecho internacional, y a la valentía de los jóvenes de todo el mundo que, en muchas universidades, se están movilizando para denunciar el genocidio en curso y exigir una ruptura inmediata con el régimen culpable de semejante crimen contra la humanidad.

Asociación de Universitarios por el Respeto del Derecho Internacional en Palestina (AURDIP)

Referencias

[1] Gili Kugler, “Metaphysical Hatred and Sacred Genocide: The Questionable Role of Amalek in Biblical Literature”, Journal of Genocide Research, 23-1, 2021, p. 1-16 (cf. p. 2 n. 5).

[2] On some of these strategies, see for instance Michael J. Harris, Divine Command Ethics: Jewish and Christian Perspectives, London, 2003, p. 134-150.

[3] See for instance Elliott Horowitz, Reckless Rites: Purim and the Legacy of Jewish Violence, Princeton University Press, Princeton 2006, p. 107.

[4] Martin S. Jaffee, “The Return of Amalek: The Politics of Apocalypse and Contemporary Orthodox Jewry”, Conservative Judaism, 63-1, 2011, p. 43-68; cf. p. 49.

[5] A. Afterman & D. Afterman, « Meir Kahane and Contemporary Jewish Theology of Revenge”, Soundings, 98-2, 2015, p. 192-217; cf. p. 203.

[6] Afterman & Afterman, “Meir Kahane and Contemporary Jewish Theology of Revenge”, p. 204.

[7] These references are quoted by N. Masalha, The Bible & Zionism: Invented Traditions, Archaeology and Post-Colonialism in Israel-Palestine, London and New York, 2007, p. 150-151; cf. S. Jacobs, “Rethinking Amalek in the 21st Century”, Religions, 8.9, 2017, p. 1-15.

[8] S. Friedländer, “Uriel Tal: In Memoriam”, in Uriel Tal, Religion, Politics and Ideology in the Third Reich. Selected Essays, New York, 2004, p. vii.

[9] Uriel Tal, “Foundations of a Political Messianic Trend in Israel”, The Jerusalem Quarterly, 1985, p. 44-55 repris dans M. Saperstein (ed.), Essential Papers on Messianic Movements and Personalities in Jewish History, New York, 1992, p. 492-503; cf. p. 498-499.

[10] Tal, “Foundations of a Political Messianic Trend in Israel”, p. 499. We would like to highlight Uriel Tal’s choice and use of the term ‘solution’ to designate here the extremist ideology that he was the first to denounce, and whose analogy with that of the Third Reich he explicitly emphasized (see his letter to Isaiah Berlin quoted below).

[11] Tal, “Foundations of a Political Messianic Trend in Israel”, p. 500.

[12] But see E. H. Yoffie, “Promoting Racism in Israel” (15 April 1983), Sh’ma: A Journal of Jewish Ideas. 13 (252), p. 91–93.

[13] Cf. Jaffee, “The Return of Amalek: The Politics of Apocalypse and Contemporary Orthodox Jewry”, p. 67 n. 36: “My efforts to turn up a copy of this article have failed. The Bar Ilan library does not have a copy of this issue of Bat Kol, and my requests for copies from Israeli colleagues yield nothing. I do know that Rabbi Hess chose not to have the essay reprinted in his “collected essays” prior to his death in the late 1980s”.

[14] Tal, “Foundations of a Political Messianic Trend in Israel”, p. 500-501.

[15] Tal, “Foundations of a Political Messianic Trend in Israel”, p. 503

[16] Uriel Tal uses the term logos in the generic sense of ‘discourse’, and more specifically ‘ideological discourse’: see the next sentence.

[17] Tal, “Foundations of a Political Messianic Trend in Israel”, p. 496.

[18] Quoted by Nur Masalha, Imperial Israel and the Palestinians, Londres, 2000, p. 131-133.

[19] See the many references quoted by Nur Masalha, “Reading the Bible with the Eyes of the Canaanites: Neo-Zionism, Political Theology and the Land Traditions of the Bible (1967 to Gaza 2009)”, Holy Land Studies: A Multidisciplinary Journal, Vol. 8, No.1 (May 2009), p. 55-108.

[20] Shulamit Aloni, “Murder under the cover of righteousness: There is no fixed Method for Genocide”, Peace Research, 35-1, 2003, p. 29-31; cf. p. 30.

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